Emprendedores Gollum, inversores Gilito… y Darwin
La relación inversor emprendedor se caracteriza por funcionar sobre una tensión de intereses. En este tipo de relaciones, a diferencia de las que suponen una contraposición de intereses, el objetivo es compartido: ambos persiguen que la startup tenga éxito.
No obstante, existe una tensión entre los intereses de cada parte por cuanto ambas persiguen maximizar su beneficio, y el beneficio a repartir, evidentemente, es sólo uno, por lo que cada porción de ese beneficio que quede en poder de una de las partes lo será en detrimento del beneficio de la otra.
El equilibrio de intereses
Estos conceptos básicos de las relaciones negociales deben ser bien entendidos tanto por inversores como por emprendedores, pues en otro caso su relación puede ser complicada. La tensión de intereses no es nada negativo, pero debe gestionarse adecuadamente, asumiendo que debe alcanzarse un equilibrio razonable para cada parte.
Así, en una inversión en fase seed, el inversor debe entender que el equipo emprendedor es la pieza clave de cuyo talento ha nacido un proyecto capaz de generar beneficios, y de cuya vinculación y motivación dependerá en gran medida su éxito.
Del otro lado, el emprendedor no debe olvidar que los recursos económicos son imprescindibles para el éxito del proyecto, y cuando éste todavía no los genera por sí mismo ha de recurrirse a un inversor que realiza una apuesta de alto riesgo que sólo se justifica financieramente si la rentabilidad esperada también es elevada.